Los síntomas afectivos son comunes en estados previos a la demencia, como el Deterioro Cognitivo Leve, y se asocian a un incremento de riesgo de demencia.
Cuando hablamos de síntomas afectivos, nos referimos a síntomas de depresión (tristeza, llanto, dificultad para experimentar placer, sentimientos de fracaso o de ser una carga para la familia, pesimismo respecto a su futuro), ansiedad (preocupación excesiva por cosas rutinarias, incapacidad para relajarse, tensión, inquietud, angustia), irritabilidad y euforia. Aunque la irritabilidad es un síntoma ambiguo, que también puede aparecer como signo de una desinhibición conductual.
La ansiedad, la depresión y la irritabilidad son los síntomas psiquiátricos más frecuentes en mayores, por lo que no siempre van a implicar un proceso de deterioro subyacente. Sin embargo, cuando aparece un episodio de euforia en un adulto mayor, debemos siempre sospechar daño cerebral (ictus, enfermedad neurodegenerativa…). La clave para hablar de síntomas afectivos en contexto de un Deterioro Conductual Leve (DCoL) es su emergencia por primera vez a una edad tardía, a diferencia de formas de enfermedad psiquiátrica crónica o recurrente que comienzan en el adulto joven, y su carácter persistente.
Por el momento, no queda claro si los síntomas afectivos se relacionan con el riesgo de demencia en una forma cuantitativa (de acuerdo a su severidad) ó cualitativa (de acuerdo a un patrón de síntomas determinado). En algunos estudios hemos encontrado una asociación directa entre la intensidad de los síntomas depresivos y el riesgo de demencia. (Almeida, 2017; Gracia-García P, 2015; Cherbuin, 2015) Sin embargo, si los síntomas afectivos en fases previas a la demencia obedecen a cambios cerebrales propios del proceso neurodegenerativo, quizá cabría esperar similitud con los síntomas de depresión descritos en personas con demencia. En el caso de la depresión, los síntomas en las personas con demencia suelen ser mas leves e incluyen frecuentemente la irritabilidad y el retraimiento social. En el caso de la ansiedad, son manifestaciones habituales la tensión nerviosa, la inquietud y el miedo. Tampoco conocemos todavía el intervalo de tiempo entre los síntomas afectivos y el inicio de los síntomas propios de la demencia. Algunos estudios comienzan a analizar cómo varía la asociación entre depresión y demencia según el intervalo transcurrido entre ambas, con resultados variables; habitualmente encuentran mayor asociación entre ambas a corto plazo, pero algunos muestran que persiste una asociación significativa incluso en intervalos superiores a 10 años. (Sigh-Manoux, 2017) Como veis, un terreno apasionante para la investigación!
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Fuente: Ismail Z. (2018) Int Psychogeriatrics 30 (2): 185-196.