Donde dice «mi madre», léase padre o cualquier familiar (muchas de las recomendaciones que leeréis aquí sirven también para adultos jóvenes). Esta situación resulta tan frecuente en nuestra práctica habitual y tan desesperante para las familias, que he creído necesario escribir esta entrada para intentar daros respuestas a quienes estéis en esta situación.
Esta situación es más frecuente en personas que sufren lo que llamamos síntomas psicóticos: alucinaciones y/o delirios; es decir, perciben cosas o personas que no están a su alrededor (alucinaciones) o expresan creencias que no corresponden con la realidad (delirios). En general, estos fenómenos son parte de la nueva realidad de la persona que las sufre; que no es consciente de que son un síntoma de enfermedad.. Y no, nadie podemos convencerle de lo contrario (al igual que nadie te convencería a tí de que no estas leyendo este texto en este momento). Entonces, ¿qué podemos hacer?
- Escuchar, sin juzgar. En la escucha, podemos identificar síntomas para los que la persona pueda aceptar ayuda con menos dificultad (ej. no duerme bien, se siente tan nerviosa que no puede seguir con su vida, etc.).
- Acompañar. A veces no es fácil, con frecuencia la persona que sufre estos síntomas desconfía de su propia familia (esto se agravará- comprensiblemente- si tratamos de convencerla de que lo que le pasa no es real; de que está enferma; o peor, si le decimos que “está loca”). Debemos adaptar entonces el acompañamiento, respetando la distancia en lo posible cuando nuestra presencia genere nerviosismo e inquietud (si no hay otro cuidador y la persona no puede quedarse sola, puede ayudar cambiar de habitación), pero haciéndole saber que estamos preocupados y disponibles para ayudarle. Algunas veces, esta situación puede servir al familiar para reconocer abiertamente que, aunque desea ayudar, no sabe cómo hacerlo sólo, y sugerir una visita profesional.
- No discutir, muy raramente nos llevará a lograr el objetivo buscado (que nuestro familiar mejore y/o que acepte buscar ayuda profesional), más bien suele alejarnos de este objetivo..
Pero no es necesario que los mayores sufran síntomas psicóticos para que rechacen ayuda profesional. En mayores es más frecuente el rechazo a acudir al psiquiatra, a veces por el estigma (para muchos todavía significa “estar loco”) y otras porque consideran que lo que les sucede es consecuencia del envejecimiento y son escépticos a que pueda cambiar (sobre todo, personas mayores con depresión). En estos casos, también tenemos que encontrar (mediante la escucha) una queja para la que la persona esté dispuesta a buscar ayuda.
Puede darse el caso de que no acepten ir al psiquiatra, pero tengan confianza con su médico de familia u otro especialista; puede ser también una vía de entrada. Muchas veces el médico de familia o el geriatra dispone de herramientas para abordar algunos síntomas; y en caso contrario, podrá reforzar la indicación de acudir a un psiquiatra. Si la persona tiene confianza en este profesional, su recomendación puede “allanar el camino”.
No es infrecuente (todo lo contrario) que los mayores tomen fármacos para dormir, para los nervios, para la depresión (los llamados psicofármacos); sugerir una revisión (por otro lado conveniente) del tratamiento puede ser un argumento para que acepten consultar. Otras veces reconocen que en el pasado hubo algún fármaco de estas características que pudo ayudarles, y este puede servirnos también como argumento para proponerle una consulta profesional.
Aunque se hace algunas veces “a la desesperada” y con buenas intenciones, ENGAÑAR ES MALA IDEA.. Con mucha probabilidad (y también podemos comprenderlo si nos ponemos en el lugar del la persona enferma), empeorará la situación.
En estas situaciones, debemos armarnos de paciencia y poner a prueba nuestra flexibilidad.. Porque muchas veces, la persona puede mostrar rechazo en un momento dado, pero con el tiempo -o en otro momento- puede estar más receptiva para aceptar nuestra ayuda.
¡Espero que estas ideas os puedan ayudar para que vuestro familiar acuda a un profesional si lo necesita!
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Spoiler: Cuando consigamos que acuda a consulta, tendréis que seguir fortaleciendo la paciencia y la flexibilidad.. los profesionales nos encontramos con las mismas dificultades que vosotros y debemos utilizar estas mismas estrategias para conseguir ayudar, adaptándonos al paciente y sus tiempos.