Todas las personas con demencia tienen uno o más síntomas psiquiátricos, que aparecen de forma cambiante, a lo largo de la enfermedad.
El síntoma más frecuente es un cambio respecto a la personalidad previa, que se produce en 50% de pacientes con demencia leve y +80% de pacientes con demencia moderada y grave. Le siguen en frecuencia las alteraciones de conducta (apatía, inquietud, agitación, gritos, agresividad, caminar sin ningún fin aparente…), que aparecen en +50% de pacientes a lo largo de la enfermedad. Otros síntomas frecuentes son: delirios (20-73%), falsas identificaciones (23-50%), alucinaciones (15-49%), depresión (10-80%), exaltación del ánimo (3-67%), ansiedad (15-35%), e insomnio (23-45%).
Éstos síntomas pueden aumentar el deterioro funcional del paciente respecto a su grado de deterioro cognitivo (especialmente la apatía y la depresión), y suponen una evolución de la enfermedad más rápida, así como mayor riesgo de enfermedades y de muerte, mayor estrés en el cuidador y mayor probabilidad de ingreso en residencia.
Estos síntomas pueden explicarse en parte por el proceso de degeneración cerebral que sufren estos pacientes, que pierden sus habilidades de interacción con el medio y son más vulnerables ante diferentes factores, que interaccionan entre sí agravando los síntomas psiquiátricos: enfermedades médicas, fármacos, necesidades insatisfechas, ausencia de actividad y de rutinas, desbordamiento del cuidador, etc.
El Psiquiatra es el profesional mejor capacitado para explorar la fenomenología de estos síntomas y comprenderlos en el contexto global de la persona, adaptando las recomendaciones para su manejo.
Es muy importante que el psiquiatra tenga formación específica en Psicogeriatría, dado que las personas mayores, especialmente las personas con demencia, son especialmente vulnerables a los efectos secundarios de los fármacos que se emplean habitualmente para el tratamiento de los síntomas psiquiátricos, y no deben utilizarse con los mismos criterios que se emplean en un adulto joven y/o sin demencia. Además, tiene que tener en cuenta que los síntomas pueden estar influidos por otros factores de vulnerabilidad en los mayores.
La colaboración con Geriatría puede ser necesaria para abordar estos factores.
En fases leves-moderadas de la enfermedad, la colaboración con Neuropsicólogos expertos puede ser muy útil par el desarrollo de tratamientos de estimulación cognitiva adaptados a cada paciente, que han demostrado resultados favorables, no solo para los síntomas cognitivos, sino también para reducir algunos síntomas psiquiátricos.
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Fuentes:
• Marina Romance Aladrén. Trabajo Fin Grado, Universidad de Zaragoza, 2016. Tutora: P. Gracia García.
• Martín-Carrasco, Manuel. “Síntomas Psiquiátricos De Las Demencias.” Informaciones Psiquiátricas Tercer Trimestre 2007. Número 189.
• Casanova MF, Starkstein SE, Jellinger KA.”Clinicopathological Correlates of Behavioral and Psychological Symptoms of Dementia.” Acta Neuropathol 2011. 122(2):117-35.
• Stella F. “Neuropsychiatric Symptoms in Alzheimer’s Disease Patients: Improving the Diagnosis.” J Alzheimers Dis Parkinsonism 2014. 4:146.